Refugio San Gregorio: Donde cada ladrido encuentra una segunda oportunidad

animais abandonados

Animales abandonados, que antes eran maltratados, reciben una nueva oportunidad en un proyecto que es un verdadero refugio

Por: Karla Melgoza

Gina Huerta, fundadora del Refugio San Gregorio A.C., recuerda el primer rescate que hizo con Negrita y el más difícil con Perla Ivette, dos perritas que marcan el inicio de la ayuda, que si bien los años han otorgado experiencia no deja de ser complicado, ya que la mayoría son animalitos abandonados, que viven maltrato o se encuentran en pésimas condiciones en la calle. 

El ayudar a Negrita y a Perlita no solo marcó el inicio de una nueva vida para ellas. También fue el punto de partida de lo que hoy se conoce como el Refugio San Gregorio A.C., una asociación civil sin fines de lucro que desde 2013 ha rescatado, rehabilitado y dado en adopción a cientos de perros en situación de calle.

Lo que comenzó como una pequeña pensión para animales en el Ajusco con 23 perros, se transformó rápidamente en un espacio de cuidado y protección. Al ver de cerca la situación de abandono y maltrato que sufrían muchos perros en la zona, Gina decidió dedicar sus esfuerzos a crear un verdadero refugio.

Más de 500 historias 

Hoy, el Refugio San Gregorio es uno de los refugios independientes más grandes de la Ciudad de México, albergando a casi 300 perros, y alimentando a otros 200 más que viven en los alrededores. A pesar de sus limitaciones, el compromiso de Gina y el equipo no se detiene. “Sabemos que no podemos salvar a todos, pero sí podemos cambiar el mundo de cada uno al que rescatamos”.

En México, más del 70% de los 23 millones de perros existentes vive en situación de calle, lo que nos posiciona como uno de los países con mayor población de perros abandonados. Frente a estas cifras devastadoras, cada rescate importa, cada adopción cuenta, cada historia vale.

El refugio ofrece a los animales mucho más que un techo: les da un lugar donde sanar. Cuentan con espacios limpios para dormir, amplios jardines para correr y jugar, atención médica, alimento diario, y lo más importante: tiempo. Tiempo para dejar atrás el miedo, para volver a confiar.

“Cuando un perro o un gato es adoptado, eso nos permite ayudar a otro que lo necesita. Siempre hay alguien esperando una segunda oportunidad”, comenta Gina.

Más que ladridos: una comunidad que no se detiene

El Refugio San Gregorio no es solo un espacio físico donde viven cientos de perros y gatos rescatados. También es una comunidad que se construye día a día con el trabajo constante de voluntarios, donadores y amantes de los animales.

Cada jornada implica muchas tareas importantes: limpieza de espacios y casitas, baños, cepillado, juegos, jornadas de esterilización, toma de fotografías para promover adopciones, e incluso la construcción de refugios más cálidos durante el invierno. Todo cuenta, y cada aportación, por pequeña que parezca, marca la diferencia.

Durante el 2024, el trabajo colectivo se reflejó en logros concretos:

  • 905 esterilizaciones realizadas
  • 43 adopciones exitosas
  • 29 rescates
  • 72 toneladas de croquetas distribuidas
  • 164 visitas veterinarias
  • 17 cirugías ortopédicas

Pero más allá de los números, lo que realmente destaca son las historias detrás de cada uno de estos animales. Como la de Lobito, un perro que llegó al refugio tras ser atropellado. Aunque parecía no haber muchas esperanzas, Gina decidió apostarle a su rehabilitación. Con esfuerzo y terapias, Lobito volvió a caminar y fue adoptado por una familia en Holanda, donde hoy vive feliz.

O el caso de Leo, un perro rescatado con cáncer en la nariz. Tras seis meses de tratamiento, logró recuperarse por completo y ahora disfruta de una nueva vida con una familia que lo adoptó.

Estas historias no solo transforman la vida de los animales, también inspiran a quienes los acompañan en su proceso de recuperación.

Hacer comunidad también es ayudar

Mantener un refugio como San Gregorio implica mucho más que amor por los animales. Se necesitan recursos, infraestructura, alimento, medicamentos, atención veterinaria, tiempo y compromiso. Por eso, el apoyo de la sociedad es fundamental.

El Refugio San Gregorio es una asociación civil sin fines de lucro y donataria autorizada, lo que significa que las personas pueden hacer donativos deducibles de impuestos. Pero no todo el apoyo tiene que ser económico: también se necesitan croquetas, medicamentos, cobijas, materiales de construcción y, sobre todo, personas con ganas de ayudar.

Jugar, caminar con los perros, tomarles fotos, ayudarlos a confiar otra vez, todo eso suma. Todo ayuda a que el refugio siga siendo un lugar donde los animales puedan recuperarse y, eventualmente, encontrar un nuevo hogar.

Un lugar donde cada historia cuenta

“Este lugar no existiría sin las personas que creen que todos los perros, sin importar lo que hayan vivido, merecen una segunda oportunidad”, dice Gina con convicción.

Y esa es la esencia de San Gregorio: no se trata solo de números, sino de vidas. De perros y gatos que llegaron con miedo y hoy corren libres. De animales que encontraron en este lugar un punto de partida para una vida mejor.

Porque en este refugio, el abandono no es el final. Es el comienzo de algo diferente. Un nuevo hogar, una nueva oportunidad y una comunidad dispuesta a acompañarlos en cada paso del camino.

A lo largo de estos 12 año, el Refugio San Gregorio se ha convertido en un espacio seguro, lleno de amor y dignidad, que ha cambiado la vida de más de 600 perros y gatos, que nos han enseñado lo que significa el bien, el amor y la ayuda desinteresada.

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