Nina da Hora: la voz del cambio en la informática brasileña

La informática, aún muy joven, es considerada una voz necesaria sobre los avances tecnológicos en el país

30.10.23

Crédito: Divulgación

Por: Renato Silva / Lupa do Bem – Favela em Pauta

A menudo presentada como una hacker antirracista, Ana Carolina da Hora -o Nina da Hora, como es más conocida- es, a sus 26 años, una de las mayores referencias en lo que respecta a la investigación tecnológica en Brasil

Informática, investigadora, podcaster, estudiante y crítica de temas relacionados con la Inteligencia Artificial, recientemente se incorporó a la Comisión de Transparencia Electoral del Tribunal Superior Electoral (TSE). Nina prefiere el diálogo entre diferentes áreas y afirma que «la mejor definición de mí misma es cuando no necesito dar una definición cerrada de lo que soy». 

Actualmente ocupa otras cátedras importantes: es investigadora del Centro de Tecnología y Sociedad de la Fundación Getúlio Vargas (CTS-FGV), columnista de la revista MIT Technology Review, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y miembro del Consejo de Seguridad de TikTok.

Ya sea por la aversión a las definiciones cerradas o por el anhelo de transformaciones sociales, la palabra más habitual de Nina en una entrevista es «cambio». Dice que la informática entró en su vida a través de la curiosidad por todo lo que veía en la televisión, en los aparatos que desmontaba, o incluso cuando se dio cuenta de que la tecnología que veía en la escuela, con los amigos y en la televisión no era accesible. 

«[La informática] llegó a mi vida de una manera muy crítica. Cada vez que tenía algún contacto con la tecnología, se generaba una pregunta. Las preguntas las hacía en casa. Muchas veces, mi madre no sabía responder, pero me devolvía reflexiones que yo asimilaba, intentaba investigar, y eso era todo», cuenta. 

La madre, maestra, fue importante para potenciar su perfil curioso, siempre cuestionando y queriendo entender los porqués, principalmente a través de la lectura. «Como vengo de una familia de maestros, los libros siempre han estado muy cerca de mi vida diaria. Desde pequeña, tuve la oportunidad de hacer lecturas sobre las que podía preguntar a mi madre. Mi madre es profesora de portugués y literatura. Así que tenía muchos libros de literatura en casa, y me interesaba por la lectura sólo por curiosidad», dice.

Fue en casa donde la científica encontró referencias para aprender a debatir, escuchar y respetar los discursos de sus debatientes. «A veces la gente me ve debatiendo en las redes sociales y piensa que es sólo paciencia, y eso no es todo. Pero sobre todo por la relación que tuve en casa, que me enseñó a ‘mira si estás de acuerdo o no, escuchas para poder construir tu contrapunto’. Si siempre damos por hecho que vamos a escuchar para responder, nunca seremos capaces de escuchar», señala Nina.

Es también de la familia de donde salen las bases para transformar el mundo que nos rodea, ya sea por un diálogo real o por la visión del mundo que necesitan las mujeres en todos los espacios, especialmente los de liderazgo, o incluso por la ligereza y la alegría de vivir. «No puedo hacer nada en mi vida sin sonreír. Para que eso ocurra, es porque ya no seré yo. Desde que era un niño, miro las cosas y trato de entender todo con mucha alegría. Hay gente que dice que el amor mueve, en mi caso lo que me mueve es la alegría», dice el sonriente científico.

Proyectos y dirección

Si como investigadora antirracista y hacker recurre a las redes sociales para promover reflexiones, críticas y debates con una visión aguda de los detalles de las nuevas tecnologías, en sus proyectos personales paralelos la científica desarrolla iniciativas que también difunden el conocimiento a su público -y a quien le pueda interesar-.

En Ogunhê, un podcast cuyo nombre Nina pidió autorización a la religión para utilizarlo, creó una plataforma para presentar a científicos del continente africano a través de juegos y narraciones interactivas. En cada episodio, se sumerge en la historia de un científico de África, como hizo en este episodio con la matemática, profesora y doctora Grace Alele-Williams.

La científica se encarga de explicar con detalle el nombre del podcast y su influencia. «El nombre Ogunhê es un saludo al orixá Ogum, considerado el orixá de la guerra, los caminos y la tecnología en las religiones de origen africano. Pedí permiso, para entender si podía utilizar el nombre de manera que no se convirtiera en algo peyorativo. Así que me lleva un tiempo dar a conocer los episodios para que la gente entienda que no está en mi tiempo ni en el suyo, está en el tiempo que el camino le permite», explica.

Hay otra iniciativa con un aire similar, pero con un toque de interactividad: el Clubinho da Hora, que consiste en una serie de vidas organizadas por la científica en Instagram, creando un espacio único de interdisciplinariedad y reflexión.

En los lives, celebrados los domingos a las 15 horas, Nina lee, comenta y reflexiona sobre temas, libros y lecturas diversas sobre informática o áreas afines.

Generalmente, en estos y otros proyectos de Nina, es posible identificar un pensamiento colectivo de difusión y escucha del conocimiento en espacios cada vez más diversos. En relación a la colectividad, ella relata que fue algo que notó en sí misma, con su familia, siempre preocupada por cómo sus acciones afectarían a las personas de la casa.

Sin embargo, la reflexión sobre la colectividad es más profunda: Nina está en contra de la idea de un «líder», porque refuerza la lógica de la desigualdad, donde para tener un líder, alguien tiene que estar en la base de la desigualdad. «Este sentido de colectividad, para mí, es cuando nos damos cuenta de que no podemos formar parte de esta desigualdad», añade.

El cambio

A pesar de la aversión a las definiciones cerradas, un término que acompaña a la investigadora es el de hacker antirracista. Según ella, puede definirse así porque no está de acuerdo con el sistema implantado en el mundo. «No puedo decir cuándo llegué a entenderme como [hacker antirracista]. Creo que es una mezcla de experiencias», dice.

Quienes siguen a Nina en las redes sociales pueden ver cómo comenta la toma de decisiones en el mundo, ya sea en el ámbito político, social o tecnológico. Ella cree que las cosas ya no se pueden hacer en secreto. «Las decisiones en tecnología, en política, en el mundo se toman a puerta cerrada. Esto siempre me ha parecido contradictorio en la democracia», afirma.

La investigadora considera que el camino hacia el cambio deseado pasa por la inclusión de personas de raza negra y de diferentes grupos sociales, para que la diversidad pueda ser absorbida por el debate tecnológico y, de esta manera, producir resultados.

«El debate público también puede contribuir a la educación digital. A menudo, la gente piensa que no puede debatir sobre temas tecnológicos porque no está en cursos, empresas o universidades. En mi opinión, las personas que no están en estos lugares son las más importantes para el debate, ya que perciben los matices tecnológicos a diario», concluye. 

Autor: Redação - Lupa do Bem
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