A través del arte, Cine Cacá enseña a los niños a protegerse de los abusos sexuales
Al contrario de lo que plantea el sentido común, la educación sexual no conduce a la promiscuidad y es fundamental para combatir la violencia contra los niños
Desde 2018 la psicóloga Catarina Sales lleva Cine Cacá a escuelas, centros de acogida y ONG para enseñar a niños y adolescentes a protegerse de los abusos sexuales. Con un guión propia, marionetas de tela, un set de cine y muchas palomitas de maíz, Catarina muestra las partes del cuerpo y advierte sobre los contactos y el consentimiento. El proyecto funciona de forma independiente en Natal (RN) y en él participan niños de 2 a 14 años.
Los talleres se celebran en aulas con grupos reducidos. Mientras los niños comen palomitas, Catarina presenta la metodología de las 3R, que consiste en reconocer, reaccionar y denunciar (relatar en portugués) los abusos. Luego muestra dos vídeos disponibles en YouTube y presenta las muñecas Cacá y Nina, así como el folleto con las partes del cuerpo, para hablar de educación sexual.
Lo principal es mostrar que los adultos no pueden tocar las partes íntimas de los niños, y si lo hacen, los niños no tienen por qué tener miedo o mantenerlo en secreto. «Tenemos que enseñar a nuestros hijos sobre el abuso, porque el abusador no viene vestido de monstruo. La mayoría de los abusos los cometen personas que conocemos, muchos son familiares», dice Catarina.
Motivación
El proyecto se lleva a cabo de forma autónoma, voluntaria y con recursos propios. A pesar de todos los retos, Catarina tiene una razón personal para continuar. Tenía 13 años cuando también fue víctima. «No hubo contacto, pero fue una escena horrible. Era muy amigo de mi padre y me callaron porque la familia no quería problemas», recuerda.
Fue durante sus primeras prácticas como psicóloga cuando surgió el personaje de Cacá. Recién llegada al CREAS e impulsada por los recuerdos de la infancia, atendió a una niña de cuatro años que estaba siendo maltratada por su padrastro. Comenzó la consulta diciendo que Cacá era una niña que había sido educada sexualmente durante su infancia.
«Le pregunté a la niña si sabía lo que era la educación sexual, me dijo que no y le expliqué: Cacá conoce las partes de su cuerpo y si alguien la toca, sale corriendo y no lo oculta, cuenta todo lo que pasó. La niña se echó a llorar y luego dijo: ‘Tía, si hubiera conocido a Cacá antes, mi padrastro no me habría hecho esto, porque habría huido y se lo habría contado a mi madre'».
Cine Cacá, conocimiento y protección
La psicóloga señala que hay violencia incluso cuando no hay contacto con la víctima: «Cuando un adulto se masturba delante de un niño, le muestra material pornográfico, le mira de forma sexualizada en el baño o mientras se cambia de ropa, eso también es violencia sexual».
El acceso a este tipo de conocimientos es, por tanto, fundamental para defender a los niños. «Educar a los niños sobre su cuerpo, sus límites personales y lo que constituye un comportamiento inadecuado puede permitirles reconocer y denunciar situaciones de abuso», afirma. Al mismo tiempo, prosigue, «tenemos que crear un entorno seguro y acogedor para los niños, en el que se sientan cómodos hablando de sus sentimientos y preocupaciones.»
Con esto en mente, Catarina amplió sus actividades de educación sexual para incluir a niños mayores de 10 años. Con Maletinha das Emoções (Maletita de las emociones), visita a alumnos de sexto a noveno grado (entre 11 y 14 años) para que escriban todo aquello por lo que se sienten mal y no pueden contar a nadie.
Las notas se depositan en una maleta que contiene su nombre y curso, con el compromiso de que sus historias no se harán públicas. «Ha habido casos de adolescentes que han sufrido abusos y que han presentado denuncias. Incluso hemos conocido el caso de una profesora que sufrió abusos en el aula de recursos del centro», señala.
La escuela y la persona de confianza
Cuando un niño sufre abusos, debe contar lo sucedido a alguien de su confianza. Esta persona no tiene por qué ser necesariamente un miembro de la familia, sino que puede ser un profesor, el director de la escuela o alguien del vecindario, dice Catarina. «La escuela es fundamental en este caso, porque puede tomar medidas, presentar una denuncia».
Cine Cacá ha dado buenos resultados. «No hace mucho, le di un folleto a una niña y su madre volvió al día siguiente llorando, diciendo que se había dado cuenta de que su padre abusaba de su hija. La niña le dijo a su madre que no sabía con qué abuelo se iba a encontrar, si con el abuelo cariñoso y simpático o con el abuelo nervioso que no paraba de agarrarle sus cositas como enseña Cacá en el folleto. Así que funciona, ¡y mucho!», dice Catarina.
El cuadernillo está escrito en forma de rima. Cacá, la protagonista, enseña a su amiguita Nina a prevenir la violencia sexual. Como resultado, el ayuntamiento de Parnamirim (RN) propuso recientemente la compra de 14.000 folletos para distribuirlos por toda la red escolar y ofrecer formación sobre el tema a profesores y personal.
Cuidado con los niños
Hay un patrón en el comportamiento del abusador: en general, busca a niños que no estén bajo el cuidado atento de sus padres. «El maltratador es oportunista. Buscan niños sin atención familiar. Y siempre les dicen que lo mantengan en secreto con la justificación de que si la madre se entera, por ejemplo, les pegará, o que no les creerá, o incluso, si el maltratador es el sostén de la familia, que se irá de casa y todos pasarán hambre», explica Catarina.
Y advierte: el abusador es aparentemente una buena persona: «Trato muchos casos de niños que han sido abusados por líderes religiosos, por gente que toca en la banda de la iglesia, por gente que se queda con los niños en los templos mientras las mamás y los papás están rezando, niños abusados por pastores, curas y monjas».
Cómo denunciarlo
Según un informe de Unicef, un promedio de 100 niños sufren abusos sexuales cada día en Brasil. Las niñas de hasta 14 años son las más afectadas, pero eso no significa que los niños no sufran abusos. En general, los niños de hasta 9 años son más vulnerables a este tipo de sucesos.
Los datos del último boletín epidemiológico del Ministerio de Salud muestran que la mayoría de los casos ocurren dentro del hogar por alguien conocido del niño, lo que hace que este tipo de violencia sea silenciosa y recurrente, promoviendo un sentimiento constante de inseguridad y miedo y contribuyendo al mantenimiento de una cultura violenta.
El abuso sexual infantil tiene lugar dentro de una relación de poder y comprende una serie de prácticas sexuales que pueden o no implicar contacto físico. Es un delito en el que no es necesario tener la certeza de una situación de violencia para denunciarlo, basta con tener una sospecha. Las denuncias pueden hacerse en la comisaría o en el Consejo Tutelar local. También existe la app Proteja Brasil.
¿Le gustaría apoyar esta causa?
Catarina Sales organiza el proyecto Cine Cacá y Maletinha das Emoções de forma totalmente independiente y con sus propios recursos. Para hacer donaciones o apoyar con trabajo voluntario, escribir a través de Instagram, WhatsApp: (84) 9 9965 1261 o por correo electrónico a ctrnsales@gmail.com.