Brasil emerge como un país con diversidad de nacionalidades de inmigrantes y refugiados
Las organizaciones del tercer sector son fundamentales para la inclusión y promueven la recepción, formación e interiorización de inmigrantes y refugiados en el país
Brasil recibe diariamente unos 400 inmigrantes y refugiados procedentes de Venezuela. También llegan muchas personas de Cuba, Angola, Nigeria, Afganistán, Perú, Líbano y un centenar de otros países en busca de nuevas oportunidades de vida. Según un informe del Observatorio de las Migraciones Internacionales, en 2022, nativos de 139 países solicitaron refugio en Brasil, lo que convierte al país en una de las naciones con mayor diversidad de nacionalidades de inmigrantes y refugiados del mundo.
Entre las principales causas del desplazamiento forzado están la guerra civil, la persecución política, la violencia y las violaciones de los derechos humanos. Los problemas, sin embargo, no terminan con la inmigración y la solicitud de refugio. Al contrario, las barreras relacionadas con el idioma y las diferencias culturales dificultan la inclusión en el país.
Según Carolina Nunes, directora de operaciones y nuevos negocios de la organización Refúgio 343, que promueve la reintegración socioeconómica de refugiados e inmigrantes en Brasil, los prejuicios contra los extranjeros, o xenofobia, siguen siendo el mayor reto para la adaptación con éxito de esta población.
«Existe una idea equivocada sobre los refugiados y los inmigrantes, que lleva precisamente a no entender las razones por las que estas personas abandonan sus países. Los inmigrantes no compiten con los residentes y suelen complementar la mano de obra preexistente, aportando beneficios económicos a la sociedad en su conjunto», explica.
Bienvenido
Creado en 2019, Refugio 343 comenzó a funcionar de manera informal en plena crisis generalizada en Venezuela. «A Brasil llegaban 1.500 venezolanos al día y Fernando Rangel, que luego fundó la organización, se movilizó para apoyar a algunas familias», cuenta Carolina Nunes.
Empezó a ofrecer acogida a título individual y, junto con varios amigos, puso en marcha un plan de recaudación de fondos y alquiló un inmueble, el número 343, en São Paulo. La primera familia de acogida tenía cuatro personas. Los amigos se dividieron para ayudar: uno hizo el currículum, otro ayudó con la inserción laboral, un tercero recogió muebles, otro matriculó a los niños en la escuela.
Esta familia pronto ganó autonomía y en poco tiempo acogieron a una segunda familia, luego a una tercera… cuando ya habían acogido a diez familias, se dieron cuenta de que había llegado el momento de crear una ONG. Hoy, además de promover la internalización de esta población y su reintegración socioeconómica, se centran en la Escuela de Refugiados, que ofrece cursos de formación profesional, cursos de portugués y educación intercultural.
«Nos ponemos en contacto con las empresas que quieren contratar a refugiados e inmigrantes. Les ayudamos con sus curriculums y toda la documentación necesaria, luego los enviamos a las mejores oportunidades y supervisamos todo el proceso de selección para que se cumplan sus deberes y derechos», dice Carolina.
Inserción laboral
Refúgio 343 viene colaborando con Operação Acolhida, programa coordinado por el Gobierno Federal para recibir a venezolanos en situación de refugio en Boa Vista (RR). Desde entonces, ha promovido la internalización de casi 4.000 personas en más de 236 ciudades de 20 estados más el Distrito Federal.
La internalización se realiza en colaboración con particulares, organizaciones nacionales e internacionales y empresas, que ayudan con los gastos de transporte y alojamiento inicial, la búsqueda de empleo y vivienda, y la inclusión en los sistemas sanitario y educativo brasileños. Esta dedicación le ha valido el título de Mejor ONG de Brasil en 2022 y el premio Folha Emprendedor Social.
El Instituto Estou Refugiado es otra organización muy centrada en la empleabilidad. Creado en 2019, ha incorporado al mercado laboral a más de 2.000 inmigrantes y refugiados a través de una relación institucional con un grupo de 200 empresas que ofrecen vacantes de inclusión.
«Muchas empresas buscan contratar por ESG y, aunque hoy prevalece la cuestión racial, también hay sitio para inmigrantes y refugiados», señala Luciana Capobianco, fundadora y directora ejecutiva del Instituto Estou Refugiado. A ella también le tocó la causa durante una crisis humanitaria.
«En 2015, con la guerra en Siria, circularon muchas imágenes de cuerpos flotando en el Mediterráneo, personas que lo habían dejado todo atrás, sin perspectivas. Y muchos sirios llegaron a Brasil. Allí pensé que podía hacer algo, ofrecer un nuevo comienzo a estas personas que llegaban sin hablar nuestro idioma, centrarme en la integración socioeconómica… nada estaba previsto», recuerda.
Barreras lingüísticas
Para Luciana Capobianco, fundadora y directora ejecutiva del Instituto Estou Refugiado, la barrera lingüística es el principal factor que dificulta la inserción laboral. Destaca que a Brasil llegan distintos perfiles de inmigrantes y refugiados:
«Llegan muchas personas sin formación académica y también personas con estudios superiores, como médicos, ingenieros, ingenieros de software, profesores, etc. Pero, independientemente de su cualificación, las empresas prefieren contratar a personas que hablen portugués y lleva tiempo aprender el idioma. Muchos aún tienen que revalidar su título. Así que es un viaje enorme.
Según Luciana, esto hace que a veces los inmigrantes cambien de opinión a mitad de camino y decidan ir a otro país. «Esto ha ocurrido mucho con la población afgana, que llega a Brasil y luego cambia de ruta hacia Estados Unidos, porque muchos ya hablan inglés y no necesitan esperar dos años para aprender portugués y rehacer sus vidas», explica.
Desplazamiento forzoso
Además de promover la integración en el mercado laboral, las organizaciones del tercer sector tienen un importante papel que desempeñar para llamar la atención sobre la causa. «Hay que dar voz y protagonismo a las personas que llegan, ver lo que dicen y ponerlas en el punto de mira», argumenta la fundadora de Estou Refugiado.
Luciana es periodista y comenzó su activismo comunicando la causa a través de la producción de contenidos y la narración de historias. Un proyecto emblemático fue un experimento social en la plataforma Tinder:
«Primero creamos el perfil de un ingeniero extranjero que hablaba cinco idiomas y recibió 30 solicitudes para quedar. Una semana después, cambiamos el perfil y cambiamos la palabra extranjero por refugiado. Sólo hubo 3 solicitudes. El experimento pretendía promover la reflexión sobre los prejuicios y la intolerancia», explica.
También coordinó, en colaboración con la ONG Humans Right Watch, la creación de un tótem interactivo sobre una familia siria que huyó de la guerra y tuvo que cruzar decenas de fronteras para llegar a Suecia. El tótem permitía conocer la historia de un refugiado y se puso a disposición del público en una exposición fotográfica.
«Era un vídeo corto, muy emotivo y al final, cuando parecía que se acababa, el tótem imprimía un currículum. Hicimos una provocación para difundir ese mensaje, para llevar adelante la necesidad del trabajo, el público también podía ser un agente de impacto», reflexiona.
Prejuicios e intolerancia
Al menos 108 millones de personas en todo el mundo se han visto obligadas a abandonar sus hogares en el último año, es decir, más de 1 de cada 74 personas, según el último informe de ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados. Así que, preocupados por la xenofobia, Refugio 343 también promueve campañas de sensibilización a través de mensajes que fomentan la empatía y la comprensión.
El objetivo es construir puentes de comunicación y redes de apoyo que promuevan la solidaridad entre los refugiados e inmigrantes y la comunidad local. Los futbolistas venezolanos Yeferson Soteldo y Tomás Rincón, que actualmente juegan en el Santos, son dos de los embajadores que participan en esta campaña de Refugio 343.
«Ayudan a difundir la causa y apoyan nuestro trabajo de sensibilización de la sociedad con su propio ejemplo. Porque son ejemplos de éxito, de personas que vinieron por sus propios medios y que contribuyen a nuestro país», afirma Carolina Nunes, directora de operaciones de Refugio 343.
Carolina advierte de que es probable que el cambio climático agrave los desplazamientos forzosos en la próxima década. Por eso hay que popularizar y defender cada vez más la causa de la inmigración y el refugio. «Todos somos seres humanos y en algún momento podemos necesitar el apoyo de otra nación para seguir adelante, porque no conocemos el destino de nuestro país, no sabemos qué puede pasar mañana o pasado mañana», afirma.
¿Quieres apoyar esta causa?
Todas las ONG mencionadas en este artículo llevan a cabo sus actividades a través de donaciones y voluntariado. Para más información, visita su sitio web, síguelas en las redes sociales o ponte en contacto con ellas por correo electrónico:
Refugio 343
Página web: https://refugio343.org/
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Instagram: https://instagram.com/refugio343_
Correo electrónico: info@refugio343.org.
Soy Refugiado
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