Calles y Plazas: conozca el grupo que desarrolla acciones exclusivas para niños y jóvenes en Pernambuco
La iniciativa trae diversas actividades para la prevención de violencia, como talleres político pedagógicas
Grupo Ruas e Praças (Grupo Calles y Plazas) es una institución que se enfoca en desarrollar actividades y acciones sociales con niños y adolescentes vulnerables en Recife, capital de Pernambuco, noreste de Brasil. Además de trabajar para mejorar la calidad de vida de estos jóvenes, el proyecto también trabaja para empoderar a las madres y mujeres participantes.
El grupo nació en 1987, a partir de un trabajo realizado en su momento por el ayuntamiento. Las primeras acciones fueron el seguimiento de niños y adolescentes que se ganaban la vida como limpiaparabrisas en las calles del barrio Santo Amaro, en Recife. Cuando el proyecto iba llegando a su fin, tres educadores militantes del Movimiento Nacional de Niños y Niñas de la Calle continuaron con el trabajo.
La pedagoga, educadora social y actual coordinadora de la institución, Solange Maria da Silva, participa del proyecto desde 1988 y dice que, hasta la aprobación del Estatuto, un año después, hubo un período muy conflictivo. Los niños y adolescentes sufrieron diferentes tipos de violencia, y muchas veces los educadores también fueron blanco por falta de intervención policial.
Hoy, el grupo realiza un trabajo de educación en la calle en el que los educadores acuden a los lugares donde se encuentran los beneficiarios y desarrollan actividades, motivándolos a participar en el proceso de salida de las calles.
¿Cuáles son las actividades realizadas?
Son diversos, entre ellos: el proceso de educación en la calle, a través del Programa Socio-Familia; el trabajo de prevención de la violencia, a través de talleres políticos pedagógicos; mediación de conflictos a través del trabajo con Círculos de Construcción de Paz Restaurativa; el abordaje de la violencia sexual contra niños y adolescentes, con el apoyo del Fondo Libertad y la Red Pernambucana de Lucha contra el Abuso Sexual y la Prostitución, y otras instituciones; acceso a una canasta básica de alimentos por única vez, con preferencia para familias en situación de extrema pobreza; acceso a asistencia social básica y talleres de emprendimiento femenino.
El trabajo no es sacar al niño de la calle. El colectivo actúa ofreciendo esta posibilidad, fomentando este movimiento, para que crean que es posible vivir una vida con más calidad y disfrutar de sus derechos. “La calle puede ser utilizada como espacio de esparcimiento, pero no como vivienda”, dice Solange, quien también se graduó de Círculos Restaurativos, curso de Formación en Justicia Restaurativa.
Rua e Praças entiende que vivir en la calle no es un proyecto de vida que garantice la ciudadanía. Desde las actividades primarias, que se desarrollan en la sede, los niños y jóvenes participan de encuentros cuya temática es transversal, política y pedagógica, donde los educadores trabajan el proceso de abandono y también realizan trabajo social y familiar.
Los trabajadores sociales escuchan para acercarse y trabajar con la familia del niño, niña o adolescente atendido por la institución. En estas ocasiones se ofrecen baños y comidas, además de derivaciones y visitas. El trabajo sociofamiliar involucra a las madres con el objetivo de fortalecer, para que ellas también se empoderen para que sean atendidas y vistas en sus dolores y traumas – y, así, fortalecer los lazos familiares.
¿Cómo garantizar los derechos de la niñez y las familias?
A través de un seguimiento sistemático, la institución gestiona el 90% del contacto con las familias. Se realizan visitas, pero muchas veces estas mismas familias no pueden participar en el seguimiento porque están totalmente destruidas por la violencia, por el sentimiento de autoculpa de tener a sus hijos en esa situación y por todo un proceso de desigualdad social y violencia de género. Son muchos los dolores y heridas que cargan, sin mencionar la necesidad de brindar apoyo diario a sus hijos. La mayoría no tiene educación y vive de pequeños trabajos, como vender agua en la calle. El grupo ofrece apoyo a las madres hasta que puedan acceder a alguna posibilidad de ingresos, para que tengan lo mínimo necesario para continuar el camino.
El regreso del niño a casa depende del caso. Hay quienes ya no pueden regresar por conflictos con el narcotráfico local, por ejemplo. En este tipo de situaciones, el grupo va en busca de otro familiar o pariente que pueda recibirlo.
Solange dice que hay jóvenes asistidos que logran volver a casa y a la escuela, que ingresan al mercado laboral y logran salir adelante, pero que también hay casos que son un intento continuo de ayudar a la persona a construir un nuevo proyecto de vida.
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El proyecto se encuentra en Rua Araripina, 200, Santo Amaro, Recife, Pernambuco – Brasil.