Eu Amo Minha Quebrada: conozca a Júlio Fessô y sus acciones en Morro do Papagaio, Belo Horizonte
Tras sus idas y venidas del sistema penitenciario, se convirtió en un influyente líder local que cambió la dinámica social de la comunidad.
Júlio Fessô es una referencia en Morro do Papagaio, una de las favelas más antiguas de Belo Horizonte (MG), rodeada de barrios acomodados en la zona sur de la ciudad. Allí, nació y creció. Drogadicto, también pasó por la cárcel y, tras cumplir condena, se convirtió en líder social local. Fue esta trayectoria vital la que le llevó a crear el proyecto «Eu Amo Minha Quebrada» en 2013.
Según Fessô, «problemas existen en todas partes, pero los de la favela dan mucho ibope». El proyecto se creó para romper este paradigma. La primera acción fue ofrecer un taller de fotografía en la comunidad. El objetivo era animar a niños y adolescentes a grabar lugares chulos de la favela y luego darlos a conocer en las redes sociales.
«Muchos noticieros contribuyen a la visión negativa de la favela. Agunos, incluso, ponen bandas sonoras de suspense, cortan la historia varias veces para retener a la audiencia y es muy triste», dice. Con el tiempo, su idea creció y se diversificó hacia otras áreas: emprendimiento, deporte, cultura, ocio, asistencia social y salud.
Las nuevas acciones generaron visibilidad mediática, haciéndole alcanzar su gran objetivo: «Quería mostrar la favela tal como es y, con eso, cambiar la realidad de la comunidad. Y acabamos convirtiéndonos en una referencia en los medios de comunicación nacionales e internacionales».
Del sistema penitenciario al liderazgo local
Según Júlio Fessô, su paso por la cárcel lo motivó a invertir en acciones sociales para transformar la comunidad. Sin embargo, no hay que idealizar la superación de los retos. Hubo mucho dolor y sufrimiento en el camino.
«Cuando tenía 12 años, dejé la escuela porque tenía que ayudar en casa. Me puse a trabajar en una imprenta y me iba bien en ese oficio. Pero a los 17 conocí el crack. Practiqué algunos pequeños robos para mantener mi adicción y me detuvieron. Luego, casi a los 19, me volvió a pillar la policía. Me confundieron con un atracador de restaurantes, pero no era yo…», cuenta Júlio.
«Me detuvieron y pagué por ello. Pero salí de la cárcel un poco alterado y empecé a hacer travesuras. Luego volví a la cárcel, y fue entonces cuando me di cuenta de que estaba clavando un cuchillo. Pasé de estar orgulloso de mi familia a estar muy disgustado. Mi madre siempre lloraba por mi culpa, sufría mucho. Esto me ayudó a replantearme mi camino», explica.
«También debo subrayar que acabé convirtiéndome al cristianismo en la cárcel. Un cristianismo auténtico, no uno de apariencia y juicio. Hay una parte de la Biblia que me gusta mucho, que dice que hay que huir de la apariencia del mal. Y para huir de la apariencia del mal, sólo hay una cosa, y es hacer el bien. Así que empecé a pensar mucho en ello», recuerda.
Hacer el bien hace bien
Júlio Fessô entró y salió de la cárcel varias veces a lo largo de casi nueve años. La última vez que estuvo en prisión, salió con un propósito: transformar la comunidad. Empezó participando como educador social en programas gubernamentales y como conferenciante motivacional en Tio Flávio Cultural, una red que reúne a unas 70 instituciones asociadas con un equipo de más de mil voluntarios.
«Empecé a dar charlas en cárceles y espacios educativos, contando mi historia y mi trayectoria. Así que me gusta decir que fue la cuestión de la religión y también el amor a la familia lo que me hizo girar la llave», sostiene. Al mismo tiempo, desarrollaba sus propios proyectos de impacto social.
«Tenemos muchas ganas de hacerlo realidad, pero si no tenemos apoyo, alguien que nos ayude, acabamos dando vueltas en círculo. Todo es un proceso», dice Fessô. Para él, la cadena del bien existe y es necesaria porque nadie hace nada solo: «a menudo, soy yo quien aparece en los informes o estoy en las reuniones, pero detrás hay un equipo que, cabe destacar, está formado principalmente por mujeres. Son ellas las que participan directa e indirectamente en las acciones», afirma.
Eu Amo Minha Quebrada
Los proyectos de Eu Amo Minha Quebrada llegan a un público amplio y se centran en niños y adolescentes. «Dicen que las oportunidades están ahí para todos, pero para el niño o el adolescente de la periferia hay que pasar por un agujero para llegar a esas oportunidades. Nuestros proyectos son como un puente entre los sueños y la realidad», explica Fessô.
Si el objetivo inicial era mostrar cómo es la favela, con el tiempo este propósito se ha transformado y multiplicado. Hoy, Eu Amo Minha Quebrada realiza varias acciones, como el Proyecto Kickoff, que promueve la inclusión social a través del fútbol; hay acciones vinculadas a fechas festivas, como Pascua, Navidad, Día del Niño, Día de la Madre, Fiesta Junina y otras.
También está la Rua do Livro Morro do Papagaio, un proyecto de incentivo a la lectura y Voa, Papagaio!, un curso preparatorio para los exámenes ENEM y ENCCEJA, entre otros, que tiene como objetivo la inclusión de estudiantes socialmente vulnerables en las universidades. «Suelo decir que aquí arreglamos el avión con él en alto», advierte Júlio.
Nuevas tecnologías y cambio climático
Según Júlio Fessô, muchos niños y niñas de la comunidad destacan en los videojuegos. Por eso, consiguió llevar a Morro do Papagaio clases de robótica, tecnología web3 y creación de software. «Queremos que los jóvenes sean capaces de crear y vender juegos. Además de divertirse, podrán ganar dinero con ello, igual que los adolescentes de clase media, porque tuvieron una oportunidad», subraya.
Además de pensar en la profesionalización de los gamers, Fessô también apunta al cambio climático. «Aunque la periferia contribuye poco a la crisis climática, es la población que más sufre sus efectos. Al mismo tiempo, este asunto no es más que una noticia en el periódico para la mayoría de la gente de las comunidades. Por eso hemos traído este debate aquí, principalmente a través de los adolescentes», reflexiona.
Los proyectos medioambientales se llevan a cabo en colaboración con ONG y colectivos como Engajamundo, Global Shapers y Greenpeace. El curso EduClima, por ejemplo, promovió la formación de jóvenes líderes climáticos. Otro proyecto centrado en la cuestión climática es Recicla Kids, que desarrolla la educación medioambiental para niños.
Descubre cómo trabajan los jóvenes de Engajamundo en defensa del clima.
La favela y el cambio de paradigma
Todos los proyectos llevados a cabo por Eu Amo Minha Quebrada se facilitan a través del voluntariado. Las redes sociales son el principal medio para conocer lo que ocurre en la comunidad. Cualquiera que esté interesado puede ser voluntario o colaborar económicamente.
«Publicamos nuestras ideas en las redes y la gente puede proponer talleres. Pero no tiene sentido traer algo enlucido aquí. En el pasado, por ejemplo, mucha gente, sobre todo de la universidad, venía, investigaba y luego desaparecía. Por eso es importante construir juntos», explica Júlio.
«No hacemos nada solos. Y es bueno que la gente de fuera pueda contribuir. Además de traer recursos, equipos, experiencias, etc. también se llevan todo lo que han visto aquí dentro. Con eso, acaban ayudando a romper ese paradigma de que la favela es peligrosa. Sólo queremos dejar un futuro decente a nuestros niños y adolescentes», concluye Fessô.
¿Desea apoyar esta causa?
Eu Amo Minha Quebrada es un proyecto de impacto social que funciona a través de asociaciones y donaciones. Para apoyar y saber más sobre el proyecto, siga las redes sociales en Twitter, Facebook, Instagram y Linkedin.