Amor inclusivo: una pareja del mismo sexo adopta a un niño discapacitado
Según el portal GABACON, en 2023 se adoptaron 4.078 niños en Brasil y 5.096 en proceso de ser adoptados
En nuestro país no hay distinción de edad, sexo o estado civil para adoptar un niño o adolescente. Esta es una característica de la adopción en el país. ¿Has pensado alguna vez en ser padre o madre de corazón?
Patrícia y Priscila, dos mujeres con una relación del mismo sexo, lucharon por el derecho a ser madres adoptivas y están casi en la fase final del proceso de adopción de Rafael, que entonces tenía 13 meses. Un niño que, al nacer, fue diagnosticado de parálisis cerebral leve, lo que no impidió que se encariñaran con él al conocerlo.
Patrícia siempre había soñado con ser madre, pero debido a una menopausia precoz, se encontró estéril a los 29 años. A continuación, durante una entrevista con la Columna de Neuza, nos cuenta un poco de su historia.
Columna Neuza: ¿Cómo superó la imposibilidad de tener un hijo?
Patrícia: «Primero fue la falta de aceptación, después me preguntaba, ¿por qué era conmigo, Dios? No entendía por qué me había dado un corazón tan lleno de amor por los niños, pero no podía ser mamá.
Más tarde, a través de mi hermana, que es muy religiosa, descubrí que podía ser madre, y que no necesitaba quedarme embarazada para ello. Podía dar a luz a un niño en mi corazón, porque para ser madre basta con tener mucho amor para dárselo a un niño».
Así que optó por la adopción. Patrícia cuenta que hubo varios obstáculos en el camino, pero luchó por su objetivo. Al mismo tiempo, se mudó con Priscila, que con el tiempo se convirtió en su compañera en el proceso de adopción y aclara que su pareja siempre la apoyó en todo momento, haciendo suyo el sueño de Patrícia.
Columna de Neuza: ¿Cómo fue tu primer contacto con Rafael?
Patrícia: «Cuando fuimos a conocer a nuestro hijo, no podía moverse y tenía un informe de parálisis cerebral no identificado. Teníamos miedo de sacarlo del centro de acogida y no poder hacer frente a las exigencias que vendrían con él, y en un primer momento decidimos que la adopción no sería posible y volvimos a casa».
La habitación del niño ya estaba allí, y fue allí donde Patrícia entró y habló con Dios, pidiéndole que enviase una familia para aquel niño. Dos semanas después, descubrió que, aparte de ellos, Rafael no había recibido la visita de nadie.
Patrícia y Priscila decidieron que iban a continuar el proceso de acercamiento. Patrícia volvió al albergue y, alzando al niño, le dijo: «A partir de hoy, soy tu madre aquí en la tierra».
Después de 15 días con él, que es el tiempo necesario para que ambas partes, adoptante y adoptado, se adapten, se lo llevaron a casa.
Dicen que desde ese día ha cambiado y hoy es un niño diferente; gatea, mueve las manos y hace muchas otras cosas que antes no hacía.
Diagnóstico
Después, descubrieron mediante pruebas que Rafael oye al 100%, aunque a veces parezca lo contrario. Patrícia explica que esto se debe a que su cerebro todavía no entiende muy bien los sonidos, pero que con tiempo y mucha estimulación podrá oír con normalidad.
Las exigencias de Rafael son muy altas: todos los días acude a la ONG Dona Meca, donde recibe fisioterapia motora y respiratoria, logopedia, musicoterapia y, en el futuro, hidroterapia, además de ser atendido por la Red Sarah.
Ambas madres trabajan fuera de casa en diferentes horarios y dividen su tiempo para cuidar de Rafael. Sin embargo, en este momento, Patrícia y Priscila no se imaginan la vida sin el pequeño.
Niños en adopción
Patrícia también cuenta que la mayoría de los niños en adopción son grupos de hermanos, niños mayores de 10 años, adolescentes, niños con algún tipo de discapacidad física o mental y otros. «La gente idealiza que dentro del albergue encontrará un pequeño ser rubio de ojos azules, totalmente sano, pero esa no es la realidad».
«Otra cosa es que la gente suele quejarse del sistema, de que tarda demasiado y es muy burocrático, pero si no fuera por este retraso y burocracia, muchos niños serían devueltos y volverían a sufrir y, por desgracia, esta práctica ocurre mucho», afirma.
Un mensaje para quienes desean adoptar
Por último, Patrícia dice que sería imposible adoptar a Rafael si Priscila no estuviera a su lado. Es posible adoptar solo, pero con alguien a tu lado todo se hace más ligero».
Y deja un mensaje para quien tenga dudas sobre la adopción.
«Si quieres ser mamá, no necesitas un vientre, necesitas un corazón dispuesto a amar. Y si tienes miedo de encontrar a tu hijo y tiene un problema de salud, quiero decirte que un informe no es una sentencia definitiva, y que el amor cura, como curó la vida de Rafael, de Priscila y la mía. Hoy somos una familia feliz».
Para las parejas o personas solteras que quieran adoptar o se lo estén planteando, uno de los apoyos es ANGAAD, donde Patrícia es voluntaria.
El único requisito para quien quiera solicitar la adopción es tener 18 años.
Por último, agradecen la existencia de instituciones que ofrecen apoyo a personas con necesidades especiales, como Dona Meca y Rede Sarah. Ofrecen oportunidades y hacen posible que niños como Rafael progresen, tengan una mejor calidad de vida y, en el futuro, puedan desarrollar todo su potencial.
Sigue a Patrícia y Priscila, las mamás de Rafael, en Instagram.