Los habitantes del Xingu utilizan la comunicación para defender la selva
Con teléfonos móviles, drones y señal de Internet por satélite, indígenas y ribereños de la Red Xingu+ vigilan el territorio brasileño.
Un grupo de 26 comunicadores utiliza la tecnología para defender la cuenca del río Xingú, situada en Pará y Mato Grosso. La cuenca está muy afectada por obras de infraestructura y las comunidades afectadas han encontrado en la comunicación una herramienta para luchar por sus derechos.
Los comunicadores forman parte de la Red Xingu+, una articulación de 32 miembros formada por organizaciones indígenas y ribereñas de la cuenca del río Xingu y otras organizaciones de la sociedad civil. Estas organizaciones se movilizan a través de la red para denunciar las amenazas sobre los territorios y pensar estrategias para hacer frente a estas presiones.
Para llevar a cabo su trabajo, los comunicadores graban la información en fotos, vídeos y formatos de audio, y luego la difunden entre los miembros de la red. Así, todos se enteran de lo que ocurre en la región de la cuenca. «Lo que ocurre, por ejemplo, en Terra do Meio, en Altamira, que está al norte de la cuenca, afecta a los Panará, que están al sur. No importa la distancia entre ellos, todos se ven afectados. Porque están bañados por el mismo río, que es el Xingú», explica Silia Moan, coordinadora de la Red de Comunicadores Xingú+.
El trabajo de los comunicadores surgió en 2019, según Moan, como una demanda procedente de los propios miembros de la Red Xingu+. »Para que pudiera haber una mayor circulación de información entre las organizaciones de la red. Y para que los comunicadores también pudieran estar conectados con las amenazas que se ciernen sobre los territorios», afirma.
La Red Xingu+
El trabajo de los comunicadores se inserta en la estrategia de comunicación de la Red Xingu+, cuya estructura de gobernanza funciona a través de una Secretaría Ejecutiva, constituida por el Instituto Socioambiental (ISA) y el Consejo Xingu+, formado por 12 consejeros: seis hombres y seis mujeres, que se reúnen constantemente para tomar decisiones relativas a la red.
«La articulación de la Red Xingú+ surgió en 2013, muy inspirada en los movimientos que lucharon contra la construcción de la Central Hidroeléctrica de Belo Monte. Y tiene un papel fundamental en el seguimiento de las obras de infraestructura que amenazan el corredor del Xingú. Hay 26 millones de hectáreas de selva en disputa. Además, hay varios proyectos que amenazan la vida de estos pueblos», explica Moan.
Ella es periodista del ISA, responsable de movilizar a los comunicadores, organizar la información producida por ellos, proponer soluciones a los problemas presentados, pensar en materiales educativos para apoyar la producción de los comunicadores y, por último, fomentar los intercambios entre los comunicadores y también entre ellos y sus organizaciones.
«Los comunicadores son los brazos de sus asociaciones; comunican lo que las asociaciones consideran importante. Y las asociaciones son los instrumentos políticos de los territorios. Por eso es importante que los comunicadores estrechen las relaciones con sus organizaciones», detalla Moan.
Comunicación interna
Los comunicadores generan la información que circula entre todas las organizaciones de la Red Xingu+. El objetivo principal, por lo tanto, es fortalecer un sistema de comunicación interna dentro de la cuenca del Xingu. La mitad de los 26 comunicadores son hombres y la otra mitad mujeres. Según Moan, «las mujeres son capaces de conectar con otras agendas, y todo el mundo entendió que tenía sentido que las comunidades indicaran siempre un hombre y una mujer».
Trabajan en las Reservas Extractivas de Terra do Meio, Rio Xingu, Rio Iriri/Maribel y Riozinho do Anfrisio. Hay comunicadores en las Tierras Indígenas Trincheira-Bacajá, Arara, Paquiçamba, Apyterewa, Kaiapó. Y en los Territorios Indígenas de Xingu (TIX): Kisêdjê, Kalapalo, Ikpeng, Waurá, Kaiwawete, Yudjá y el Panará IT.
Los comunicadores también contribuyen con información que se difunde fuera de la red, llevando la información al mundo a través de los ojos de quienes viven en la selva y sufren directamente los impactos de proyectos como la Central Hidroeléctrica de Belo Monte. «Los comunicadores tienen un oído propio conectado a los territorios, que llega a sonidos que nosotros, que estamos fuera, no podemos», dice Moan.
Con ello, informan de lo que es realmente importante para sus comunidades. «Claro que hay excelentes profesionales, periodistas, cineastas, que no son indígenas y hacen un buen trabajo. Pero la visión de los comunicadores es diferente, porque dialogan con sus líderes de una forma que, a menudo, los de fuera no pueden. Representan a su pueblo de forma íntegra, como ellos esperan ser representados», explica.
As estratégias de enfrentamento
Los comunicadores actúan en varios frentes. En abril, por ejemplo, tiene lugar la mayor movilización de pueblos indígenas del país, el Acampamento Terra Livre, en Brasilia. Los comunicadores van a la ciudad para cubrir la reunión de los líderes con el gobierno, en visitas a ministerios, organismos y secretarías. Además, los comunicadores también siguen las agendas debatidas en el propio campamento, para luego informar a sus comunidades de lo que se decidió durante el evento, qué proyectos de ley se están debatiendo en el Congreso, etc.
Otro ejemplo está en el propio territorio. Cuando se produce un robo de madera en la cuenca del Xingu, los comunicadores lo vigilan con drones. Luego, informan al equipo de la Red Xingu+ que está en Brasilia. Y este equipo hace un seguimiento a distancia, vía satélite, para comprobar los detalles del robo, desde cuándo se produjo, si se abrió alguna carretera a causa de él, etc.
Como dice Moan, «los comunicadores hacen la cobertura sobre el terreno, siguiendo de cerca lo que ocurre en el territorio». Cita un importante seguimiento que tuvo lugar en 2022. «Durante la elaboración del Plan de Gestión Territorial y Ambiental (PGTA) en la Tierra Indígena Kaiapó, los indígenas vieron mucho humo en los límites del territorio. Este humo se intensificó y empezó a afectar a sus vidas. El río se calentó mucho, poniendo en riesgo sus vidas, ya que utilizan el río todos los días para pescar, bañarse, beber agua y comer. Fueron los comunicadores quienes difundieron esta información al mundo», recuerda.
Muchas veces los ribereños e indígenas cubren la elaboración del PGTA y acaban enfrentándose a este tipo de situaciones, dice Moan. Por eso, ellos son los principales responsables de hacer circular esta información entre los territorios del Xingú y, también, fuera de ellos. «Para que todo el mundo sepa lo que está pasando. Al fin y al cabo, lo que ocurre en el Xingú también afecta a la vida de los que están fuera del Xingú, estamos viendo presiones y amenazas climáticas», advierte.
Tecnología en los pueblos
La señal de Internet está disponible en la mayoría de los territorios donde opera la Red Xingu+. Las antenas se instalaron durante la pandemia para que los comunicadores pudieran informar de lo que ocurría en las comunidades y aldeas. Y para que el equipo que estaba fuera pudiera producir, junto con ellos, los materiales para hacer frente a COVID 19.
Actualmente, Moan celebra reuniones en línea cada 15 días con los comunicadores, para que puedan compartir lo que está ocurriendo en la región. El teléfono móvil también es un fuerte aliado en las estrategias de comunicación. El dispositivo es la principal herramienta utilizada para registrar y difundir información.
Por ello, cada comunicador recibe un teléfono móvil con una buena cámara, que graba en 4K, y un trípode. Para que los comunicadores puedan completar su trabajo, también se instalaron algunas islas de edición en toda la cuenca: una en Altamira, otra en Kayapó, otra en la sede de Panará y otra en la Asociación de la Tierra Indígena de Xingu (ATIX), en Canarana.
Las islas de edición disponen de ordenadores portátiles y acceso a programas de software de edición y tratamiento de imágenes. En las islas también es posible editar podcast con micrófono. «La idea es que los comunicadores que están en circulación puedan utilizar estos espacios para finalizar sus materiales», explica Moan.
El grupo de WhatsApp, en concreto, se utiliza mucho. «A veces, están en Brasilia y no pueden parar para editar el material. Así que envían las imágenes a través del grupo y los comunicadores que están en los territorios hacen la edición», cuenta.
Vida en comunidad
Los comunicadores trabajan con los conocimientos adquiridos durante sus propias trayectorias vitales. «La formación ocurre todo el tiempo, porque la comunicación que hacen no está separada de sus vidas», explica Moan. De esta forma, las capacitaciones están asociadas a la cobertura que hacen de asambleas y otras reuniones, por ejemplo, durante la elaboración del Plan de Gestión Territorial y Ambiental (PGTA).
Aun así, en las grandes reuniones, como el Acampamento Terra Livre, por ejemplo, hay una preparación previa. El equipo del ISA se reúne unos días antes con los comunicadores, para preparar el plan de comunicación, pensar en filmaciones, guiones, etc.
La expectativa es que los comunicadores creen pronto un perfil en Instagram. «Esta fue una demanda traída por la dirección de los comunicadores. Querían saber, a través de la red social, qué estábamos haciendo con la información que ellos traían», dice Moan.
Para responder a esta demanda, habrá un encuentro entre el 18 y el 21 de abril, en el que el influenciador indígena Tukumã Pataxó impartirá un taller. Y después, junto con los comunicadores, pensar en un plan de medios y en las estrategias de la red.
Refuerzo de las acciones
Según Moan, la forma de tratar la información depende del público al que se quiera llegar. «Por ejemplo, si es para las comunidades del Xingu, entonces tiene sentido que sea una producción audiovisual que circule por WhatsApp. Pero si el público objetivo son las comunidades ribereñas, es mejor que sea una producción de audio, que se difunda por radio, porque es la principal forma de comunicación de estas comunidades», explica.
Otra forma de estimular la producción de información son los intercambios entre comunicadores. «El año pasado, por ejemplo, hubo un encuentro de mujeres panará y kayapó. Y junto con las comunicadoras Panará, participaron en la cobertura comunicadoras Yudjá y Kawaiweté, para que entendieran lo que estaba pasando allí», cuenta Moan.
Recientemente se ha celebrado una exposición en el Instituto Moreira Salles, en São Paulo, sobre la colección de comunicadores de la Red Xingu+. «Tiene fotos muy bonitas de ellos en acción. Les gusta hacer la cobertura de la cobertura. Cuando un comunicador está filmando, otro ya está registrando ese momento», recuerda.
Para hacer posibles estas acciones, advierte Moan, es necesario sustituir constantemente los teléfonos móviles que utilizan los comunicadores, adquirir nuevos programas de edición, mantener los ordenadores en funcionamiento, etc. «Por eso siempre estamos buscando nuevos apoyos. Y si hay personas que puedan contribuir voluntariamente para que estos comunicadores mejoren sus técnicas de producción, será muy bien recibido», afirma.
En defensa de los bosques y la cultura
La Red Xingu+ se creó en respuesta a la construcción de Belo Monte. La central hidroeléctrica generó una serie de impactos. Un caso evidente es el de la piracema. «Los lugares que eran cunas para que nacieran otros peces están secos. Miles de huevos están muriendo. Son peces que se están perdiendo y que son fundamentales para la vida de los juruna, que son los que protegen esta región», afirma Moan.
Las obras ya han concluido, por lo que la principal demanda ahora es que se regulen los tiempos del agua. «Hay que equilibrarlo para que el agua vuelva a fluir y los peces vuelvan a tener su lugar de reproducción», explica Moan. Para ella, aunque los impactos sean localizados, irán en aumento hasta llegar a la gente que vive lejos: «¡Es esta noción que todo el mundo tiene que tener! Que no son sólo los Juruna los que están siendo impactados, sino Brasil y el mundo entero».
Así, la Red Xingu+ mantiene contacto con los organismos de control, para enviar cartas e informaciones relevantes que contribuyan a la defensa de la selva y de la cultura local. La preservación de la cultura es fundamental para la protección del bosque. Al mismo tiempo, es en el territorio donde la cultura se mantiene viva.
Moan recuerda la historia de los Panará, con quienes estuvo en contacto recientemente. Los comunicadores están realizando una serie de grabaciones con las historias de los ancianos. El periodista Caco Barcelos, del programa Profissão Repórter, hará un reportaje especial sobre ello:
«Los Panará tienen una historia de desplazamiento forzado. Fueron expulsados de su territorio y vivieron entre los kaiapó, kawaiweté y kisêdjê. En el proceso, su población se redujo a 170 personas. Lucharon por volver a su tierra. Y el año pasado cumplieron 25 años de regreso a su territorio tradicional. Hoy, la población es de 700 personas», recuerda.
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