Con proyectos como La Casa de Panchita, una van itinerante y talleres artísticos, esta ONG sigue transformando vidas, exigiendo condiciones dignas y peleando contra la invisibilidad de un trabajo esencial
Sofía Mauricio tenía 7 años cuando empezó a trabajar como niñera en Cajamarca, al norte del Perú. A esa corta edad asumió grandes responsabilidades: cargaba bebés, limpiaba, lavaba. El trabajo doméstico que se le impuso a Sofía durante su infancia marcó su camino, pero también fue su inspiración: hoy lidera una organización que lucha para erradicar el trabajo infantil y por lograr que las trabajadoras del hogar exijan el respeto y los derechos que históricamente se les ha negado.
Sofía es actual miembro del Consejo Directivo de la Asociación Grupo de Trabajo Redes (AGTR), una organización no gubernamental (ONG) peruana con 36 años de trayectoria dedicada a defender los derechos de las trabajadoras del hogar y prevenir el trabajo infantil doméstico. Su labor se centra en visibilizar, dignificar, así como profesionalizar el trabajo de cuidado y del hogar, históricamente invisibilizado.
AGTR desarrolla una serie de proyectos para involucrar a más mujeres, sobre todo a aquellas que necesitan de información para recibir un salario justo, beneficios y trabajar en condiciones en las que no se sientan amenazadas en ninguna circunstancia.
Como extrabajadora del hogar, Sofía conoce en carne propia los riesgos que enfrentan miles de mujeres en su labor diaria. “He vivido discriminación y violencia. Hace varios años, cuando trabajaba en una casa, el hijo del empleador intentó abusar de mí. Fue una experiencia que me marcó profundamente”, confiesa aún estremeciéndose.
Sofía recuerda que el año pasado, en la región peruana de Piura, una joven trabajadora intentó lanzarse desde un tercer piso para evitar ser violada por el hijo de su empleador. La desesperación fue su única salida.
En enero de 2025, una trabajadora del hogar fue encontrada muerta en el distrito limeño de Breña. Su caso salió brevemente en medios, pero no hubo investigación ni seguimiento. Otra muerte más que pasó al olvido.
Según los datos de la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES) y la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) revelan que el 16% ha sido víctima de violencia psicológica y el 10% de violencia física. Además, según la encuesta ANITA, realizada entre octubre de 2023 y marzo de 2024, el 36% de estas trabajadoras presentaba síntomas de depresión.
No se reconoce como trabajo
Muchas de estas trabajadoras del hogar viven también en el lugar donde laboran, lo que las expone a situaciones de encierro y aislamiento. “Dependen de sus empleadores no solo económicamente, sino también para tener un techo. El miedo, la vergüenza y la falta de apoyo legal o psicológico las mantienen en silencio”, explica Sofía.
La informalidad sigue siendo el común denominador. A pesar de que Perú ratificó el Convenio 189 de la OIT —que establece derechos laborales ellas—, el 95% de ellas no tiene contrato según el Ministerio del Trabajo del Perú, mientras que solo el 5% cuenta con seguro social pagado por sus empleadores. Muchas no tienen vacaciones ni descanso.
En Perú, la Ley N° 31047 y su Reglamento, que entró en vigor desde octubre de 2020, busca regularizar y mejorar las condiciones laborales de este sector, dotándolo de una seguridad jurídica y social. Dicha ley establece que las trabajadoras del hogar no deberán ganar menos de la remuneración mínima vital, deben disfrutar de una jornada laboral máxima de 8 horas diarias y 48 horas semanales, con un periodo de descanso de 24 horas continuas como mínimo a la semana.
Pese al marco legal, estas labores no siempre son reconocidas como trabajo, sostiene Rosario Ballena, gerenta de la Agencia de Empleos ‘La Casa de Panchita’. “Es un trabajo netamente feminizado y profundamente desvalorizado. No se reconoce como lo que es: trabajo. Y esa invisibilidad tiene consecuencias graves. Si no hay condiciones dignas para las adultas, siempre existirá la posibilidad de que se contrate a menores”, indica.
AGTR recibe casos de trabajadoras que han sido despedidas sin pago, engañadas con promesas vacías o explotadas por años. “Una de ellas trabajó más de una década para un exalcalde, sin ningún tipo de contrato o beneficios. Con insistencia se logró que Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral (Sunafil) interviniera. “A veces no tenemos recursos, pero intentamos acompañarlas como podemos”, explica Ballena.
La Casa de Panchita y otras iniciativas transformadoras
Uno de los proyectos más conocidos de AGTR es La Casa de Panchita, podríamos decir que es el corazón de la asociación. Aunque actualmente no cuentan con un espacio físico estable por falta de presupuesto, a través de esta iniciativa las trabajadoras del hogar reciben formación, acompañamiento legal, asesoría y apoyo emocional. También es el punto de partida para muchas acciones comunitarias.
La Casa de Panchita capacita a las trabajadoras que desean mejorar sus oportunidades laborales y que pueden asistir a una serie de talleres formativos. Aprenden sobre derechos laborales, seguridad en el hogar, cocina, primeros auxilios, entre otros. Es requisito básico para entrar en la base de datos de colocación.
Dentro del proyecto también está la colocación laboral responsable. AGTR actúa como un puente entre trabajadoras capacitadas y empleadores responsables. Evalúan perfiles, validan referencias y hacen un seguimiento posterior para garantizar condiciones adecuadas de trabajo.
Otra iniciativa de AGTR es la ‘Van Itinerante’, conformada por un grupo de voluntarios que visita regularmente mercados, parques y zonas de alto tránsito para ofrecer información, detectar nuevos casos y generar conciencia sobre derechos laborales. Esta acción directa es clave para llegar a quienes aún no conocen sus derechos.
Pese a las dificultades que implica tener un vehículo que demanda combustible, mantenimiento y una persona que pueda conducirlo, la organización no se desanima en salir a las calles cada mes para brindar información a las trabajadoras del hogar y al público interesado sobre la Ley 31047, que regula los derechos de este sector laboral.
AGTR también cuenta con un proyecto innovador: el Taller de Improvisación Teatral y Artes Expresivas (TITA), el cual combina el arte, juego y reflexión para empoderar emocionalmente a las trabajadoras y niñas adolescentes que han sido o son parte del trabajo doméstico.
Durante el taller, las mujeres realizan dinámicas de juego escénico y actuación, que permiten a las participantes explorar sus emociones, contar sus historias y reconstruir su autoestima desde un espacio seguro. Usan herramientas como el dibujo, la música y la escritura para ayudar a las mujeres a sanar heridas del pasado, hablar sobre la violencia que han vivido y desarrollar habilidades de comunicación.
¿Te gusta la labor que realiza AGTR?
A través de la cuenta en Facebook ‘No somos invisibles’, Sofía Mauricio conduce un programa con el mismo nombre que se transmite en vivo todos los lunes a las 9:30 P.M., donde aborda temas como derecho laboral, aporte de las trabajadoras del hogar en la sociedad, así como seguridad de las trabajadoras.
La asociación tiene muchas metas a futuro, como abrir una Escuela de especialización en Trabajo de cuidado, reactivar su escuela de cocina e implementar una biblioteca, pero necesitan apoyo para continuar su labor. Actualmente están buscando:
- Voluntarios/as para actividades con la van itinerante.
- Donaciones de ropa, víveres, artículos de higiene y limpieza.
- Equipos electrónicos (laptops, tablets, impresoras).
- Becas educativas para trabajadoras que estudian.
- Fondos para alquilar un nuevo local, que les permita crecer y cumplir sus metas.
Si quieres conocer más sobre ellas, visita su página web, Instagram, Facebook.