El arte es para todos: la lucha de la ONG JAPPI por la inclusión cultural en el Perú

Desde cine accesible hasta literatura táctil, la ONG JAPPI transforma el acceso al arte y la cultura para las personas con discapacidad a través de proyectos pioneros y una lucha constante contra los prejuicios

¿Alguna vez han pensado cómo sería querer leer una página de tu libro favorito sin poder lograrlo? o ¿ir al cine sin poder entender qué sucede en la pantalla? Eso que para la mayoría podría parecer solo un par de escenarios lejanos, es la realidad de millones de personas en el Perú que tienen discapacidad visual como una realidad diaria. 

Por eso, hay un grupo de personas que se está levantando, decididos a cambiar la narrativa. Ellos están escribiendo su propia revolución, una que no solo busca visibilidad, sino el derecho de acceder, de vivir y de sentir la cultura en su totalidad, sin que la visión sea una condición excluyente.

Como un acto de protesta frente a la exclusión que los rodeaba, cuatro amigos -tres de ellos con discapacidad visual- se unieron para alzar la voz y conseguir que la ‘inclusión’ no sea solo una palabra que suena bien. No solo quisieron reclamar por su derecho, sino también por el de casi 2 millones (1.8 para ser precisos) de peruanos que enfrentan barreras para disfrutar del arte y la cultura por problemas visuales. 

En 2013 Hans Hilburg, Elizabeth Campos, John Hinojosa y Rachel Luján, crearon la ONG JAPPI (Junta de Apoyo Para Personas Invidentes). Elizabeth, vicepresidenta de la organización, explica que en Perú la Ley 29973 se crea para garantizar que las personas con discapacidad puedan ejercer sus derechos en igualdad de condiciones, y se incluyan plenamente en la sociedad. Sin embargo, la misma “ignora elementos clave como la audiodescripción (voz en off que permite no perder detalles y efectos de la película) y el subtitulado descriptivo (transcripción de diálogos y sonidos para personas sordas)”, dice Elizabeth. 

Ante esta gran omisión, JAPPI inició sus actividades comprando películas accesibles (subtituladas y con autodescripción) en España. Organizó funciones para personas con discapacidades visuales y auditivas en lugares como la Biblioteca Ricardo Palma y el Centro Cultural de Miraflores. La iniciativa tuvo tanto impacto que cada vez tenían más público queriendo asistir a las funciones. Lo que comenzó como una protesta pronto se convirtió en una revolución inclusiva.

Desde entonces, JAPPI ha crecido hasta convertirse en una organización clave para la inclusión cultural en el Perú. Su compromiso con la accesibilidad los ha llevado a liderar iniciativas como el Festival de Cine Accesible ‘Accecine’, que en su sexta edición del 2024 alcanzó a más de 1,500 niños con y sin discapacidades, en colaboración con Cineplanet. 

Este festival, que dura una semana en los meses de noviembre, no solo presenta películas accesibles con audiodescripción, subtitulado descriptivo y lengua de señas, también ha logrado extenderse a regiones como Trujillo, Piura y Cusco, llevando el mensaje de inclusión más allá de la capital.

Otro proyecto pionero que lidera la ONG es la ‘Caravana de fomento a la lectura’. Inspirado en el Tratado de Marrakech (acuerdo internacional que busca facilitar el acceso a obras publicadas para personas con discapacidad visual, ciegas o con dificultades para leer), este programa fomenta la lectura inclusiva a través de libros en braille, tinta, y formatos táctiles.

“Trabajamos literatura peruana, mitología andina. Queremos que todos los niños lean juntos, sin importar si tienen o no discapacidades”, afirma Elizabeth. Los libros también incluyen texturas y relieves que los hacen atractivos para niños sin discapacidades, promoviendo una verdadera experiencia inclusiva.

Capacitar para incluir a más personas 

Sin embargo, la labor de Elizabeth va más allá de las funciones y los libros. JAPPI organiza talleres sobre accesibilidad en el cine, derechos culturales y lenguaje sencillo, entre otros. En 2024, en colaboración con la Universidad Continental, llevaron a cabo un curso práctico de audiodescripción y subtitulado descriptivo para estudiantes de comunicación, atrayendo a participantes de diversas regiones del Perú. Además, el mismo año ofrecieron una masterclass con un director de cine de Valencia, demostrando que la inclusión puede y debe ser parte del proceso creativo desde el guión.

La mayor barrera: los prejuicios 

A pesar de todo el esfuerzo que se realiza, la discriminación y los prejuicios sociales continúan siendo las principales barreras. Elizabeth no puede olvidar el caso de una joven estudiante ciega que fue rechazada de unas prácticas profesionales porque el estudio de abogados estaba en un segundo piso sin ascensor, asumiendo que ella no podría subir. “El problema no es la discapacidad, sino el imaginario de la sociedad”.

Elizabeth es enfática cuando habla de la motivación que tienen para continuar con los proyectos. “No queremos que más personas pasen las dificultades que nosotros atravesamos. Ver a una niña transcribir su texto a braille me parece horroroso porque es muy trabajoso, con toda la tecnología que tenemos hoy y que nos podría ayudar”. 

No poder ver no es el principal obstáculo de muchas personas discapacitadas, el problema es que el resto no los quiere ver. Por eso lucha JAPPI, por la inclusión, en este caso cultural: poder leer un libro, ver una película debe ser una actividad para todos.  

¿Te gusta el trabajo que realiza JAPPI?

JAPPI continúa buscando aliados, organizando actividades y creando espacios para que las personas con discapacidad puedan acceder al arte y la cultura en igualdad de condiciones. Si estás interesado en conocer más de ellos y aportar con tu ayuda, puedes ponerte en contacto con ellos a través de su red social y la web de AcceCine. 

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