Vivência na Aldeia: conocimiento en defensa del futuro
El proyecto social ofrece talleres de arte y permacultura, así como una tienda online con el objetivo de renovar las aldeas del interior de São Paulo
Crédito: Divulgación
Por: Renato Silva / Lupa do Bem – Favela em Pauta
Fundado en la zona de la Reserva de Jureia, en la localidad de Peruíbe, en el litoral de São Paulo, el proyecto Vivência na Aldeia es el resultado del trabajo de Josimas Ramos y Andreza Poitena, que, a través de la permacultura, la bioconstrucción y la planificación sostenible, se combinan con los conocimientos tradicionales de los pueblos originarios. En la actualidad, la iniciativa pretende construir y reconstruir pueblos con estas técnicas.
Ramos cuenta que, a través de las intervenciones sobre permacultura y bioconstrucción realizadas en plazas públicas de la región, el colectivo llamó la atención de los miembros de los pueblos cercanos, que hicieron las primeras invitaciones al dúo. «Estaban recuperando una zona que había sido devastada por una empresa minera y, al saber que nos dedicábamos a la permacultura, nos invitaron. Nos sentimos muy honrados de ser invitados por un pueblo indígena», cuenta uno de los creadores del proyecto.
Tal vez por trabajar en base a una estructura colectiva, consensuada y sin jerarquías, el proyecto ha logrado aceptación en diferentes aldeas de los pueblos tupí y tupí-guaraní, como las aldeas Tabaçu Rekoipy, Awa Porungawa Dju, Piaçaguera y Tapirema.
Además del trabajo en las aldeas, el proyecto organiza eventos de visita y talleres que van más allá del turismo. Ramos dice que las experiencias que ofrece el proyecto a los interesados representan mucho más que visitas a las aldeas. «La gente cocinará, lavará los platos, limpiará los baños. Cuando llegan a la comunidad, forman parte de la organización del propio proyecto. Asumen las responsabilidades del evento: cuidar de los niños, atender a los ancianos, ir a buscar agua, ayudar en la cocina», señala Josimas.
El movilizador subraya que, aunque el proyecto prepare una estructura para recibir a las personas que vienen de lejos, es importante que participen en ella. «Nos aseguramos de que la gente realmente encaje en los deseos de la comunidad, ¿no?», añade.
La permacultura como método
El cofundador destaca que, en la realización del proyecto, es importante que las comunidades o pueblos los busquen, ya que el proyecto no se presenta como una solución más allá de lo que ya tiene cada comunidad. Aún así, con la práctica de la permacultura, el proyecto aplica el concepto que Ramos llama una forma armoniosa de pensar la vida en relación con el medio ambiente, con menos gasto de energía y generación de menos daños.
«La permacultura no es que usted cultive alimentos. Es plantar alimentos, pero también saber que el agua que va a regar esos alimentos tiene que estar cerca y que esos alimentos luego van a generar abono, que vas a hacer un ciclo con todo», explica.
Refuerza que la propuesta de permacultura no es construir una casa de barro, sino verla como un elemento. «Hay una cultura en la vivienda. Pero, ¿cuánta energía consumes en términos de llevar cosas a tu casa, y la comida que compras, qué haces después con tus residuos? Cómo manejas el entorno de todo esto son las soluciones para transformar la vida de una manera más fácil y sostenible», concluye.
Para la profesora indígena Kunhã Nimboatsyy Dju, la llegada del proyecto ha sido importante para el desarrollo de los edificios, de la propia aldea y también para el turismo comunitario, donde se produce el fortalecimiento de la cultura.
«Con este proyecto hemos conseguido muchas cosas, además de aportar ingresos a la comunidad. Pero el papel principal es la protección del medio ambiente en la comunidad. El proyecto Vivência na Aldeia ha sido un gran socio, participando en la sostenibilidad de la comunidad, respetando sobre todo nuestro modo de vida», dice el profesor Kunhã, que en portugués significa Guaciane. El profesor pertenece a la etnia tupí guaraní y vive en Aldeia Tapirema, que está en la ciudad de Peruíbe y ya ha recibido una de las llamadas «experiencias de aldea».
La forma de abordar la toma de decisiones también se alía con las prácticas que fomenta el proyecto, como la permacultura y la bioconstrucción. Ramos cuenta que, con cada invitación de las aldeas a un nuevo tema o proyecto, las decisiones siempre surgen de reuniones horizontales con igual poder de palabra, desde los ancianos hasta los niños de la comunidad. «Todos son escuchados, algunos más tímidos, otros más habladores, algunos más perdidos, otros más encontrados. Hacemos esa lluvia de ideas y todos dan su opinión. El que tiene un poco más de experiencia en algo lo aporta y eso también se discute», añade.
Actividades ofrecidas
Actualmente, el proyecto ofrece cursos y una tienda en línea, donde se venden carteles y camisetas con arte donado por artistas indígenas, con el fin de permitir la continuidad del proyecto, así como folletos que complementan la formación de los cursos propuestos por la iniciativa.
Entre los cursos producidos por el proyecto, se encuentra el de «botella», un curso sobre gráfica indígena e insumos naturales, entre otros. Por el momento, está abierta la inscripción para el curso en línea sobre fitoterapia indígena, impartido por los ancianos Catarina Delfina y Dhevan Kawin, indígenas tupí guaraní de la Tierra Indígena Piaçaguera.