Más allá del diagnóstico: nuevos logros y aprendizajes en la maternidad atípica 

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Patrícia y Priscila adoptaron a un bebé diagnosticado con parálisis cerebral y comparten cómo ha sido esta experiencia

Este año, el Día de la Madre se celebró el 11 de mayo. Más que una fecha en el calendario, es un momento para agradecer cada gesto, sacrificio y muestra de afecto que moldean quienes somos. También es una oportunidad para homenajear a quien nos dio la vida, el regazo, los consejos —y el amor más sincero del mundo. Madre es sinónimo de fuerza, cariño, contención y dedicación.

En homenaje a esta fecha, la Columna de Neuza entrevistó nuevamente a la pareja Patrícia y Priscila. ¿Por qué ellas? Porque juntas forman una pareja homoafectiva que, con coraje y amor, adoptó a un bebé diagnosticado con parálisis cerebral.

Columna de Neuza: Como madres, ¿qué cuidados tienen con Rafael y qué cambió en su rutina desde su llegada?

Patrícia: Cambió todo, especialmente en lo que respecta a los horarios. Antes, nuestros días libres servían para descansar, dormir hasta tarde, resolver temas personales. Ahora, nuestra rutina gira en torno a las terapias y fisioterapias de Rafael. Esa es la prioridad.

Priscila: La verdad es que hoy todo viene después de sus cuidados. Él tiene sesiones casi todos los días en la Obra Social Dona Meca y en la Red Sarah. La demanda es grande, pero el amor lo supera todo. Ser madre es entender que, perfecto o no, eso no importa.

Columna de Neuza: ¿Cuentan con una red de apoyo para ayudar con las demandas de Rafael?

Patrícia: Sí, una red maravillosa. La familia siempre nos apoyó, sin jamás cuestionar nuestra decisión de adoptar a Rafael. Él es nuestro hijo para siempre, pase lo que pase.

Forman parte de esa red: la Red Sarah, la Obra Social Dona Meca, amigas que lo cuidan con cariño cuando llueve y no podemos llevarlo a terapia; Débora, una de las madrinas, que es nuestro brazo derecho; y Tatiana, que también nos apoya muchísimo.

Columna de Neuza: ¿Qué les ha enseñado Rafael?

Patrícia: Que el amor lo supera todo. Por amor a él, nos convertimos en personas muy diferentes a las que éramos antes de su llegada.

Columna de Neuza: ¿Cuál es su mayor certeza hoy?

Patrícia: Rafael. Él me demuestra todos los días que los milagros existen, y que Dios no se equivoca al darte un hijo. Si tardé tantos años en ser madre, fue porque mi hijo aún no había nacido.

No todos los niños acogidos están disponibles para adopción. La espera fue parte del proceso para que todo saliera bien y Rafael llegará a nuestro hogar.

Columna de Neuza: ¿Qué les calienta el corazón y les saca sonrisas al ver su desarrollo?

Patrícia: Recordamos bien cuando fuimos a buscarlo: casi no se movía, tenía siempre las manitos cerradas, los ojos desviados, y ni siquiera podía girar la cabeza cuando lo llamábamos.

Hoy, verlo con las manos abiertas, sentado, gateando… es emocionante. El cuidado de Dios y el nuestro, como madres, están ahí. Las terapias hacen toda la diferencia. Solo quienes vieron a Rafael al principio saben de lo que hablamos. ¡Cada logro es una alegría inmensa!

Columna de Neuza: ¿Qué sueñan para Rafael?

Priscila: Soñamos con que pueda caminar, hablar, ser respetado y no sufrir exclusiones. Pero, por encima de todo, soñamos con vivir lo suficiente para verlo crecer y convertirse en adulto.

“La maternidad comienza en el corazón de quien elige amar”

Rafael Migliano fue adoptado con un año y un mes, y cumplirá tres años el próximo 28 de mayo. Durante las fisioterapias, también fue diagnosticado con epilepsia y ya está en tratamiento.

Su condición de salud, sin embargo, no fue un obstáculo; al contrario, fortaleció aún más el vínculo familiar. “Nunca me imaginé gestando un hijo. Nunca quise eso. Siempre quise formar una familia y siempre supe que sería madre de un niño. Eso lo tenía claro en mi corazón”.

“Hoy, con Rafael, me siento realizada. Ya no puedo imaginar mi vida sin él. Ni recuerdo cómo era antes. Él lo transformó todo, y cada día me enseña a ser una mejor persona”, cuenta Priscila.

Patrícia refuerza que la maternidad va más allá de la biología y deja un mensaje para quienes estén pensando en adoptar a un niño con discapacidad:

“La maternidad no comienza en el cuerpo, sino en el corazón de quien elige amar. Si tenés miedo de adoptar a un niño con alguna condición de salud, quiero decirte: un diagnóstico no es una sentencia. El amor cura. Curó a Rafael, curó a Priscila, me curó a mí. Hoy, somos una familia feliz.”

Enfrentando el prejuicio

Sobre el prejuicio, Priscila contó que ya han recibido miradas y comentarios del tipo: “¿Dónde está el papá?”, “wow, su color de piel es diferente al de ustedes”, o “¿tan grande y todavía en brazos?”.

También han notado tratos distintos por la discapacidad de Rafael y por ser una pareja de mujeres. Por eso, luchan todos los días para preparar a su hijo para el mundo que le tocará enfrentar.

Además, no saben si Rafael llegará a caminar o a hablar: la única certeza es que estarán a su lado, para empujar su silla de ruedas, para ser su voz cuando él no pueda expresarse.

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