Por Sergio Hernández
Profesionales de la salud voluntarios viajan a las zonas más recónditas de la nación para llevar servicios especializados de diagnóstico y tratamiento.
En las zonas más apartadas de Colombia, las carencias en salud visual, pruebas diagnósticas, pruebas especializadas, cirugías, salud reproductiva, entre otras, son cotidianas.
Las personas de estas poblaciones no acostumbran ver a un profesional de la salud y, en muchos casos, no son conscientes de que padecen alguna enfermedad. Además, en los territorios marginales, es difícil acceder a centros de atención médica. En algunos se deben tomar medios de transporte inusuales, tales cómo lanchas u otros vehículos marítimos, para llegar al punto de atención primaria.
Y esto se ha visto agudizado por la migración masiva que han experimentado las poblaciones vecinas a Venezuela, pues estas personas llegan en condiciones carentes de de salud, con patógenos nuevos, y sin un acceso óptimo a ningún tratamiento.
Aquí entra La Patrulla Aérea Civil Colombiana, una organización sin ánimo de lucro que desde hace 58 años se dedica a llevar misiones médicas a estos lugares, donde incluso el analgésico más común es un tesoro.
En sus orígenes, la PAC se creó como un apoyo a las autoridades para realizar labores de rescate en áreas de dificil acceso. Surgió de la unión de pilotos aficionados, quienes deseaban disponer sus aeronaves y conocimientos para el bien común. Rápidamente, las necesidades médicas de las poblaciones más vulnerables fueron notorias para esta asociación de pilotos, quienes vienen sistematizando sus misiones médicas.
Claves para una operación humanitaria exitosa
Con un promedio de 20 misiones al año, las cuales implican el transporte del personal calificado, insumos, medicamentos y tecnología sensible, la clave de la PAC es el foco y la organización.
“No sólo hacemos brigadas médicas y quirúrgicas planeadas, sino que también hemos atendido las emergencias más grandes de nuestro país, como la avalancha de Armero o el terremoto del Eje Cafetero”, dijo Pamela Estrada, directora general de La Patrulla.
Enfocarse en las misiones que llevan salud es, según Pamela, la forma en que mayor bien puede hacer la organización. Todo esto requiere una coordinación minuciosa, pues se debe completar un equipo multidisciplinar de voluntarios que dispongan de un fin de semana entero para la prestación de los servicios, que ejerzan las tareas más necesitadas y proveerlos con los implementos idóneos.
Además, se deben gestionar las agendas de los pilotos, que siguen siendo una columna vertebral de la operación, pues no solamente donan su tiempo sino disponen sus aeronaves para transportar a los profesionales de la salud.
Para operar, tan sólo en 2023, la Patrulla recibió donaciones por más de COP 3.725 millones de pesos (USD 894.779,56) y la gestión exitosa de los recursos resultó en 19.370 intervenciones, que se dividen en 13.499 consultas médicas, 446 cirugías, 1.812 apoyos a cirugías y 3.613 procedimientos no quirúrgicos. Además, se entregaron 7.670 tratamientos médicos, 4.655 lentes con fórmula óptica y 903 implantes de planificación familiar. Dicha operación implicó a 272 voluntarios, 242 son profesionales de la salud y 30 pilotos, que donaron su tiempo y sus conocimientos.
Aquello que no se puede calcular
“Otras iniciativas de salud que conozco no entregan las gafas a los pacientes, La Patrulla sí lo hace. Siento que eso hace toda la diferencia para los pacientes” Daniel Santos, optómetra.
En el departamento del Vaupés, beneficiarias de la misión relatan no haber visto nunca un médico.
Este es un panorama usual en los territorios a los que la Patrulla llega con las misiones médicas. Mujeres que han tenido múltiples embarazos y que nunca han recibido un control prenatal, personas que ignoran completamente que sufren de una condición visual y se enteran por la misión, o casos de desnutrición y deshidratación en una tierra fértil y abundante.
“Cómo es posible” dice indignada la ginecóloga Angela Vargas, quien durante 7 años ha aportado sus conocimientos a la Patrulla. En ese tiempo lo ha visto todo, lamenta que la precariedad de los territorios recónditos hace que la salud sea la última preocupación de los habitantes. Para la doctora Vargas, estos 7 años han sido un golpe duro de realidad sobre el estado de la sociedad colombiana, pero a la vez un tesoro incalculable para su profesión.
“Uno aprende a ser médico aquí. Soy ginecóloga gracias a las misiones de La Patrulla. En la ciudad es fácil para mi tratar a los pacientes, tengo todo a mi disposición, me entienden los pacientes, todo es mecánico. En las misiones, sorteando limitaciones y atendiendo personas que rebosan de gratitud al más mínimo tratamiento, ahí me he hecho médica”, dice.
Viviana Castaño, una pediatra de 33 años que decidió volver para su segunda misión, cuenta que la interacción con los niños de las regiones fue un tratamiento para ella.
“No solamente es el dolor, es la vida del día a día”, dice la doctora asegurando que, más allá de las necesidades físicas, el espíritu de los pacientes también debe ser observado. “Nosotros los pediatras somos los médicos de toda la familia, uno trata al niño, pero escucha a la mamá, aconseja a la abuela…y se da uno cuenta que los niños tienen esperanza”.
Cristian Machado, un pequeño venezolano de 10 años, beneficiario de una de las misiones de La Patrulla en el departamento de Arauca, al este de Colombia y abogado en potencia, es ejemplo de dicha esperanza. De sentirla y de inspirarla: “creo que, si uno tiene tres chupetas y tiene dos amigos, pues lo mejor es una pa’ ti, una pa’ ti y una pa’ mi”.
Cada dos semanas, a las 6 de la mañana, cuando se alistan los voluntarios para el despegue en el norte de la capital colombiana, no solamente despegará un grupo de personas con insumos médicos. Despegan las mariposas blancas que presagian esperanza. Despega un hospital móvil que forma mejores profesionales de la salud para una nación que aún sufre.
Y aunque parezcan acciones paliativas, para una enfermedad crónica, los involucrados aseguran que un sólo niño diagnosticado, solo unas gafas entregadas, una mamá acompañada, valen la pena.
Para conocer más sobre esta organización visite www.patrullaaerea.org.